Partido disputado en Entretorres Stadium. Partido que ponía fin a la temporada.
Al mismo asistieron: Toni, Juan, Raúl, Manolo, José Juan, Ignacio y Casti.
En un pabellón abarrotado (se agotó todo el papel, incluso el del WC), terminamos esta temporada un tanto irregular en cuanto a resultados ante CE Nazareno, un equipo bueno física y técnicamente.
El partido comenzó como siempre: con el pitido inicial del árbitro.
A partir de ahí, lo de siempre: intentar defender a muerte y si se puede, defender un poco más para que no nos casquen un gol. Pero lo que queremos nunca es, y se adelantó CE Nazareno con un gol de antología: jugador que saca de banda a sí mismo, se va de todo el equipo de Inter-Rasur, y cuando se encuentra solo con el portero, la tira a córner; él mismo remata el corner que saca y anota el primer gol para CE Nazareno de chilena desde el medio campo.
Cabezas bajas de todos los interistas, menos de Toni, que buscaba la pelota por los aires todavía.
Sacamos de centro enrabietados, con ganas de defender aún más. Y gracias a esa intensidad defensiva llega el gol del empate para Inter-Rasur: Ignacio marcó el gol del empate en una muy buena jugada colectiva... de CE Nazareno, que la pierde frente al área e Ignacio remacha.
La grada enloquece, se encienden bengalas, cigarros, e incluso algún que otro canuto.
Los teníamos dominados. El sudor que corría por sus sienes no era de esfuerzo, era de puro pánico. Incluso tuvieron un amago de abandono al verse tan apabullados futbolísticamente hablando.
Y fruto de ese miedo fue que llegó el gol de ellos.
En un despite defensivo, mientras los interistas debatían sobre la crisis económica que nos acucia y de si Obama conseguirá acabar con la deflación, un inteligente jugador Nazareno se escabulló entre los debatientes y perforó las mallas. Perforó las mallas y además marcó el gol.
Nuestro orgullo por los suelos. ¿Cómo podía pasarnos esto a nosotros?
Menos mal que ese día (el día post-cumpleaños-del veintisiete), era nuestro día. Y es que por muchos años que le cayeron, parecía que no le pesaban. Lo que le pesaba era la talega. Gracias a que se quedó en el banquillo y entró Ignacio, empatamos el partido. Si no, estaríamos hablando de una derrota.
Destacar de este gran partido a Casti (que entretuvo al árbitro mientras le quitábamos la cartera), a Raúl (porque sin su nervio y su verborrea seguro habríamos ganado), a Toni (que no llevó ningún trasquilón, y eso se agradece), a Juan (que acertó a la primera con la equipación titular), a Ignacio (por aguantar de compañero de trabajo a Pepe y no haber caído en los psicotrópicos, hasta el momento) y a todos esos fans que nos apoyaron durante el encuentro con sus gritos de ánimos, sus cánticos, sus insultos... gracias.
Lo mejor del partido: quedaron definitivamente colocadas las perchas sobre los banquillos para la próxima temporada 2009/2010.
Al mismo asistieron: Toni, Juan, Raúl, Manolo, José Juan, Ignacio y Casti.
En un pabellón abarrotado (se agotó todo el papel, incluso el del WC), terminamos esta temporada un tanto irregular en cuanto a resultados ante CE Nazareno, un equipo bueno física y técnicamente.
El partido comenzó como siempre: con el pitido inicial del árbitro.
A partir de ahí, lo de siempre: intentar defender a muerte y si se puede, defender un poco más para que no nos casquen un gol. Pero lo que queremos nunca es, y se adelantó CE Nazareno con un gol de antología: jugador que saca de banda a sí mismo, se va de todo el equipo de Inter-Rasur, y cuando se encuentra solo con el portero, la tira a córner; él mismo remata el corner que saca y anota el primer gol para CE Nazareno de chilena desde el medio campo.
Cabezas bajas de todos los interistas, menos de Toni, que buscaba la pelota por los aires todavía.
Sacamos de centro enrabietados, con ganas de defender aún más. Y gracias a esa intensidad defensiva llega el gol del empate para Inter-Rasur: Ignacio marcó el gol del empate en una muy buena jugada colectiva... de CE Nazareno, que la pierde frente al área e Ignacio remacha.
La grada enloquece, se encienden bengalas, cigarros, e incluso algún que otro canuto.
Los teníamos dominados. El sudor que corría por sus sienes no era de esfuerzo, era de puro pánico. Incluso tuvieron un amago de abandono al verse tan apabullados futbolísticamente hablando.
Y fruto de ese miedo fue que llegó el gol de ellos.
En un despite defensivo, mientras los interistas debatían sobre la crisis económica que nos acucia y de si Obama conseguirá acabar con la deflación, un inteligente jugador Nazareno se escabulló entre los debatientes y perforó las mallas. Perforó las mallas y además marcó el gol.
Nuestro orgullo por los suelos. ¿Cómo podía pasarnos esto a nosotros?
Menos mal que ese día (el día post-cumpleaños-del veintisiete), era nuestro día. Y es que por muchos años que le cayeron, parecía que no le pesaban. Lo que le pesaba era la talega. Gracias a que se quedó en el banquillo y entró Ignacio, empatamos el partido. Si no, estaríamos hablando de una derrota.
Destacar de este gran partido a Casti (que entretuvo al árbitro mientras le quitábamos la cartera), a Raúl (porque sin su nervio y su verborrea seguro habríamos ganado), a Toni (que no llevó ningún trasquilón, y eso se agradece), a Juan (que acertó a la primera con la equipación titular), a Ignacio (por aguantar de compañero de trabajo a Pepe y no haber caído en los psicotrópicos, hasta el momento) y a todos esos fans que nos apoyaron durante el encuentro con sus gritos de ánimos, sus cánticos, sus insultos... gracias.
Lo mejor del partido: quedaron definitivamente colocadas las perchas sobre los banquillos para la próxima temporada 2009/2010.